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Cada 16 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Preservación de la capa de Ozono, esencial para la vida, porque fue la fecha en que se firmó el Protocolo de Montreal de 1987 para eliminar o reducir las sustancias que la dañan, a raíz del descubrimiento de que, a finales de los años setenta, se estaba agotando, por el uso de determinadas sustancias químicas artificiales.
La capa de ozono es una capa natural de gas presente en la atmósfera superior, que protege a los seres vivos de la radiación ultravioleta (UV) nociva del sol.
Entre los efectos negativos se incluyen:
– El aumento de casos de determinados tipos de cáncer de piel, cataratas y trastornos inmunitarios.
– Alteración de los ecosistemas terrestres y acuáticos. Los organismos acuáticos que se encuentran justo debajo de la superficie del agua, base de la cadena alimentaria, sufren especialmente los efectos adversos de los altos niveles de radiación UV.
– También afectan al crecimiento de las plantas y reducen la productividad agrícola.
Habitualmente los protocolos medioambientales fracasan porque muchos países no los adoptan, privilegiando sus intereses económicos por encima de la preservación de la ecología. Sin embargo, el protocolo de Montreal ha supuesto un hito, pues gracias a la colaboración, tanto de los países que lo han suscrito, como a la concienciación de personas y empresas, se ha revertido en 2016 el proceso de degradación de la capa de ozono, al obtenerse pruebas, por primera vez, de que se está recuperando, aunque queda un largo camino para lograr una recuperación firme.
Dos han sido las medidas principales adoptadas en este protocolo que han impulsado esta gran mejora:
- La prohibición de uso de Compuestos Clorofuorocarbonados (CFC)
- La prohibición de uso de halones en extintores.
-La buena noticia también es que Existe una íntima relación entre el agotamiento del ozono y el cambio climático porque la mayoría de las sustancias químicas que agotan el ozono son también potentes gases de efecto invernadero. Algunas de ellas tienen un efecto de calentamiento global hasta 14.000 veces mayor que el dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero.
Por ello, la eliminación gradual de las sustancias que agreden la capa de ozono, como los hidroclorofluorocarburos (HCFC) y los clorofluorocarburos (CFC), ha generado también una importante contribución positiva a la lucha contra el cambio climático.
Sin embargo, como todo está conectado, la eliminación progresiva de estos compuestos a escala mundial ha generado para sustituirlos un gran aumento del uso de otros tipos de gases “fluorados («gases F»), que no dañan la capa de ozono, pero tienen un impacto considerable en el calentamiento global. De ahí que, en 2016, los firmantes del Protocolo de Montreal acordaran añadir el tipo más común de gases fluorados, los hidrofluorocarburos (HFC), a la lista de sustancias reguladas.
A pesar de estas mejoras los cambios profundos solo se producen cuando los adopta la sociedad, partiendo de una concienciación y compromiso individual que lleve a adoptar pequeños cambios, que lo cambian todo como:
- Utilizar lo menos posible el coche sustituyéndolo por el transporte público, la bicicleta, caminar, etc.
- Usar en nuestro hogar productos de limpieza ecológicos evitando los que contienen disolventes, sustancias corrosivas que son perjudiciales, tanto para el medio ambiente como para las personas y animales. Los podemos sustituir por productos elaborados con materias primas vegetales, respetuosas con el medio ambiente, ya que cada vez hay más empresas que los elaboran, e incluso podemos utilizar remedios caseros, como el vinagre y el bicarbonato
- Evitar comprar sprays o aerosoles compuestos por gases clorofluorocarbonos (CFC).
- No utilizar extintores que contengan halones. Se trata de una sustancia muy perjudicial para la capa de ozono.
- Utilizar lo mínimo posible el aire acondicionado y la calefacción
- Comprar productos locales y con certificado ecológico. Además de contaminar menos, serán más saludables al estar más frescos y libres de pesticidas que nos enferman y contaminan.
- Consumir materiales reciclados, reciclables y biodegradables para preservar la naturaleza.
Estos pequeños hábitos reducen también el cambio climático, lo a su vez beneficia a la capa de ozono porque las emisiones de gases con efecto invernadero atrapan más calor en las capas inferiores de la atmósfera, lo que conduce a un enfriamiento de las capas superiores, lo que afecta al ozono porque se agota a temperaturas más bajas. En definitiva, lo que es beneficioso para la capa de ozono lo es para el medioambiente y viceversa.
Propuesta y contribución desde Ecoalkesan:
-Consume solo si lo necesitas, porque lo más ecológico es lo que no se utiliza.
-Si lo necesitas, compra productos duraderos, éticos y lo más ecológicos posible, evitando la moda rápida, porque además de preservar el medioambiente y la dignidad salarial, incluso ahorrarás dinero al comprar menos y, sobre todo, te sentirás mejor al contribuir a la mejora colectiva.
Tenemos en nuestras manos la capacidad para marcar la diferencia.
En Ecoalkesan fabricamos con los materiales más sostenibles (reciclados, biodegradables…), y resistentes para que tengas un calzado de gran calidad, ecológico y de alta duración, con lo cual ahorras dinero para ti y contaminación para el medioambiente.
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De parte de todo el Equipo Ecoalkesan, MUCHÍSIMAS GRACIAS ❤❤❤